
Hablé con los Dioses del Balonpíe. Les dije que estaba dispuesto a entregar mi alma y mi corazón para convertirme en un héroe, que disputaría cada batalla deportiva como si fuera la última, que deseaba la gloria del triunfo con honestidad, de acuerdo a los valores que inspiraron a nuestros antepasados, para considerar que era más digno disputar supremacía y valor, compitiendo deportivamente, en vez de combatir para arrebatar la vida de un enemigo, creando las Olimpiadas. Que era mi deseo tener todos los poderes para ganar. Me respondieron que el Balonpíe era un juego de equipo, que si me concedían todos los poderes no ganaría jamás..."Correrás como el viento, pero recordarás que no eres superdotado, con golpes eléctricos en tus piernas, cuando trates de exceder tu capacidad"... Atónito respondí: ¿Por qué? ¿Por qué limitan mi anhelo de ganar?...Me respondieron: "Si ganas la liga, no será por tus dones y virtudes particulares, será porque tus poderes sumados a los dotes de tus compañeros de equipo, han formado un conjunto poderoso e invencible"...
Hoy, antes de disputar el ansiado trofeo, comprendo a los dioses. Si mañana me encumbro hacia la gloria, daré gracias porque encontré el equipo donde mis dones podían convertirme en un héroe invencible...
El Chapulín
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